Eritrofobia (ponerse rojo): Cómo curarla naturalmente con Psicología

La eritrofobia puede sanarse con psicología.

 

El miedo a ponerse rojo o eritrofobia puede tratarse yendo al Origen o raíz psicológica y curándola. Asi de sencillo. Pero es importante entender con qué estamos tratando exactamente.

Psicología: La eritrofobia puede darse con o Sin Fobia Social

MIentras que el miedo al rubor per sé trata únicamente del miedo anticipado o insitu a ese hecho mismo y aislado de enrojecer, la fobia social es un concepto más amplio que puede incluir o no dicha eritrofobia. No necesariamente tener eritrofobia conlleva fobia social , y viceversa.

En la Fobia Social con miedo al rubor, el sujeto teme en general hacer el ridículo delante de otras personas, que le humillen, se rían o burlen, o manifiesten su menosprecio, o le digan «te has puesto rojo», y sea ésta última circunstancia la que confirme su miedo ante los demás, eternizando y empeorando la fobia. De alguna manera, lo que más teme la persona con este padecimiento es que se revele lo que ellos creen «su verdadero yo» , alguien en quien no merece la pena fijarse.

Esto queda reflejado en sus síntomas externos como embarazo, ansiedad, incoherencia al hablar, nervios, etc. Cuando esto se produce el sujeto teme las consecuencias negativas sociales, personales o laborales que acarreará dicho temor, y el bucle se hará aún más profundo. De forma que en algunos casos, cuando el eritrofóbico emprende una típica terapia conductual de afrontamiento social, y se sigue produciendo el sonrojo, la ansiedad eritrofóbica puede incluso incrementarse. En este contexto, se puede desarrollar asociadamente un cuadro de evitación social, ansiedad generalizada e incluso miedo a salir (agorafobia.)

Síntomas del miedo a ponerse rojo

La principal sintomatología de esta fobia a ponerse rojo se distingue del trastorno ansioso por estos elementos diferenciadores:

    • Miedo a la devaluación social externa
    • Miedo al miedo
    • Evitación social por miedo al miedo y por miedo a la ansiedad
    • Elevación de síntomas asociados de ansiedad (hiperhidrosis o sudor excesivo, el propio enrojecimiento y otros) al afrontar situaciones sociales temidas
    • Temor irracional
    • Posibilidad de entrar en un bucle de trastorno obsesivo que dispare aún más el rubor

Los síntomas físicos pueden incluir palpitaciones, hiperhidrosis, ardor en el rostro y cuello, temblor, voz temblorosa, y otros síntomas aparte del propio rubor patológico. En ocasiones, las terapias psicológicas o el tratamiento farmacológico para el miedo a ponerse rojo resulta insuficiente o inefectivo, por lo que la persona aquejada este temor puede pensar incluso en operarse (simpactectomía torácica).

Eritrofobia

La eritrofobia es el temor a ponerse rojo, según la definición psicológica de wikipedia. Cuando alguien la padece, se entra en el bucle de avergonzarse por el hecho de ruborizarse, y a su vez, esta sensación negativa hace que la ansiedad y los síntomas asociados a la fobia se incrementen, provocando a su vez mayor rojez en el rostro. También es importante hacer notar que si la persona ha sufrido alguna devaluación previa, la ansiedad aún puede empeorar.

Entonces el sujeto intentará evitar estas situaciones sociales por la intolerancia al estrés de sufrir de nuevo la sensación de vergüenza. Por tanto, esta fobia podría sentirse incapacitante y la persona eritrofóbica llena de frustración e impotencia. Al aislarse del mundo, el cuadro aún puede ser peor, porque se dramatiza y tremendiza aún más en el subconsciente la situación temida.

¿Es normal /saludable ruborizarse?

Así es. Aunque el rubor facial patológico podría afectar al sujeto sólo con las connotaciones negativas, haciéndole «demonizar» el rubor y todo lo  negativo que ello conlleva, lo cierto es que la ruborización es una función natural fisiológica de irrigacion de sangre a las zonas periféricas del cuerpo, entre ellas el rostro. Si la sangre no fluyera por ejemplo a la cabeza, se podría poner en peligro vital a la persona. Pensemos que el cuerpo es una maquinaria perfecta en el que  nada sobra y nada falta; la presión sanguínea se eleva o se baja dependiendo de situaciones de todo tipo. Esto ocurre no solo por el rubor patológico; puede ser por esfuerzo físico, sexual, mental y otros. En definitiva, es una función natural que no debe asustarnos, pues está de parte nuestra; al igual que el mecanismo del miedo es necesario, para ponernos en alerta.

Tendencia natural al rubor

No todo el mundo se ruboriza violentamente; pero algunas personas por su tendencia natural sí lo hacen; esto puede depender de cómo es el tipo de piel, su grosor, su capilarización en la zona del rostro y otros factores. Según la capacidad corporal individual de regular la presion sanguínea, se irrigará más o menos sangre a unas zonas u otras, dependiendo de las necesidades individuales e incluso el entorno medioambiental o las tareas físicas habituales de cada persona.Algunas personas tienen tendencia natural a este rubor, con cuadros asociados de rosacea o cuperousis; pero el hecho de tener éstas últimas no significa en absoluto desarrollar la fobia al rubor; aún cuando pueden predisponer a tenerlo.

¿Qué desencadena el rubor?

Hasta ahora  hemos visto algunos ítems relacionados con la ansiedad que predispone a la eritrofobia, pero el principal factor clave que suele desencadenar el rubor instantáneo, es la verguenza, es decir, que se produzca una sensación negativa interna asociada consciente o subconscientemente al enrojecimiento. Esto quiere decir que hay muchas personas que se ruborizan (de hecho, la mayoría) sin pasarlo mal por ello. Son pues las personas que por distintas circunstancias (a veces, timidez, fobia social, una sensibilidad especial o traumas asociados, u otros factores) relacionan dicho rubor con una devaluación interna negativa o inferior de su imagen.

En realidad, es sólamente dicho factor de devaluación interna el que convierte el rubor en verdadero problema. Es el mismo que  hace fijarse en exceso en la percepción misma del rubor propio por ejemplo ante situaciones en que somos el foco de atención, cerrándose el círculo vicioso de la obsesión, pues cuanto más se nota en si mismo, más aumenta la verguenza, y por ende, el sonrojo.

Yendo al origen o raíz psicológica, el rubor patológico Puede Tratarse de forma Sencilla

Por tanto y a la vista de todo lo expuesto, hay que deducir que la raíz del problema no es el rubor persé, sino que el sufrimiento asociado tiene un origen psicológico.

El rubor puede hacer pensar en operarseEl rubor patológico pues, hay que tratarlo normalmente como parte de un trastorno de ansiedad y/o asociado o no a Fobia Social. Desde hace unos 20 años, en algunas clínicas quirúrgicas se emplea una práctica consistente en punzar o abrir un espacio en la zona del torax, y pinzar los nervios simpáticos a través de dicho agujero. Este procedimiento llamado simpactectomía torácica no lo recomiendo como opinión personal, aparte de riesgos y efectos secundarios asociados- como alteraciones de la irrigación normal en otras zonas que deberían darse de forma natural-, sino porque también en experiencia han sido numerosos los casos en los que muchos exoperados recurren a mí después de operarse, porque la operación dicen no dió los frutos deseados.

Por otro lado, como hemos dicho antes,en psicología, la terapia cognitiva conductual puede en ocasiones agravar el cuadro al exponer al eritrofóbico directamente «al circo de los leones» , pudiendo crear un entorno propicio a crear un bucle psicológico negativo en la mente del que teme enrojecer. Sin embargo, siempre recomendaré dicha terapia antes que la simpactectomía; siendo también más efectiva que una simple crema para la rosácea, o tratamientos caseros para la fobia a enrojecer, que normalmente en mi experiencia son poco efectivos y poco sostenibles a largo plazo.

Sin embargo, admitir que al igual que en la fobia social, el origen en la eritrofobia es un miedo específico psicológico, derivado o no de experiencias del pasado, asi como unido a una sensación de «no controlar» el cuerpo y la mente (el rubor se siente a veces «automático», podremos sanarlo rápida y verdaderamente yendo a la causa subyacente , en vez de «cortar, paliar o intervenir» solo en los síntomas.

Conclusión

Conociendo el verdadero origen del miedo a enrojecer o eritrofobia, que es psicológico (encuadrado o no dentro de un cuadro de Fobia Social), su curación puede ser muy sencilla e incluso rápida. Y también,  a largo plazo sostenible a la vez que natural. Muchas personas recurren sin saber esto a soluciones quirúrgicas con el peligro que las mismas pueden entrañar.

> Para ver como sanar el miedo a ponerte rojo (eritrofobia)  yendo al Origen Psicológico (con técnicas específicas que curan la causa), lee esto.

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